martes, 10 de noviembre de 2009

Paseo inesperado

Camino de vuelta a casa. Mis botas nuevas pasean por las ancianas calles de Granada. Paso a paso descubro que algunas de las tiendas que daba por abiertas, han acabado cerrando y reconvirtiendose en un negocio totalmente distinto. Por ejemplo, una preciosa papelería que hacía esquina en la calle Puentezuelas, ahora es una frutería. Otra que antes vendía estuches y cosas para escolares ahora es una tienda de ropa... ¿objetos de primera necesidad?

Sigo andando. Hace sol y la piel de mi cara lo agradece. Siento: puestos ambulantes, olor a comida casera, ruido de coches que pitan, niños con sus mochilas, tacones altos resonando, pareja que se besa la nariz en el semáforo (qué oportunos son los semáforos estando en pareja, tanto si es para darle un beso como un empujón), niñita que no quiere sentarse en el carricoche.

Cuadro al oleo de David Afremov

Llego hasta San Juan de Dios y a la altura del Hospital San Rafael (de Santos está repleto el camino), me duele un gemelo. Ya se sabe, los niños de hoy en día dan mucho que hacer y más aún si no sabes quién es el padre. Me siento. Observo como gente sube y baja por la calle. Mientras, yo relajo los músculos de mis piernas en un unconfortable banco. Un grupo de tres chicos jóvenes con aspecto de despreocupación están hablando. De repente uno de ellos alza más la voz y dice:

"Prefiero que mi mamá se enganche al crack que al Hola o al Qué me dices!"
Presto atención a sus pasos, sus gestos y miradas. Llevan consigo un par de perros a los que dejan beber en una fuente instalada en la misma vía pública. Pienso en los posibles efectos que puede causar el crack en una persona que es adicta a él, me doy cuenta de que aparte de saber que es una droga, no sé nada más. Pienso, también, en las consecuencias de ser adicta a las revistas y/o programas del corazón. Todo depende de cómo te lo tomes, dicen algunos.

Pero lo cierto es que no. No depende en absoluto del uso o abuso que hagas de una droga como el crack o de un programa del corazón. Podemos justificarlo, podemos encontrar detonantes... decir, por ejemplo: veo los programas del corazón, porque en la televisión no dan otra cosa; o decir: Consumo *ponaquíladrogaquemásrabiatedé* porque mis amigos lo hacen. Pero al final, quien toma esa decisión eres tú. Luego se trata, una vez más, de decidir.

No sé hasta qué punto es mejor consumir crack que revistas del corazón, o viceversa. Lo que sí sé es que aplaudo a aquellos que hacen lo que quieren hacer, no porque la sociedad les arrastre a ello, no porque no les quede más remedio, no porque otros lo hagan, esté de moda, se venda barato o por lo que piensen los demás.

En otro orden de conclusiones, y sin más argumento que la propia hilaridad de mis pensamientos, creo que las personas que ponen los nombres a las revistas del corazón y los que ponen los nombres a algunas drogas, estando dentro de ese mundo y usando ese argot, deben tener una limitada capacidad imaginativa, cosa que seguramente es muy normal teniendo en cuenta con qué ejercitan sus neuronas.


4 comentarios:

Zeta dijo...

A quien madruga Dios le ayuda.

Allí en España son las 12 del mediodía. Pero en mi humilde viaje a EEUU de visita a mi hermana, el reloj, sin un triste descansar, me marca con rabia las 6 y media de la madrugada. Que hago a estas horas despierto, levantado y leyendo tu blog.Pues no lo sé. Y más sabiendo que el día que me espera por delante será duro y movido. Llueve, la cola del huracán nos persigue donde vayamos.

Estoy dejando de fumar, me cuesta, y quizá este espacio sea una excusa para distraer la mente, para olvidar problemas, para dejarme llevar.

Con lluvia las cosas se ven de forma diferente. Quizá yo hoy pueda experimentar "Un paseo inesperado".

Enhorabuena por el artículo, realmente he podido sentirte paseando por las calles y los parques. Un saludo.

Aida Al Hawari dijo...

A deshoras a veces también se sienten cosas distintas.

Si este espacio está siendo una ayuda para ti, aunque sea minúscula, creo que puedo sentirme más que satisfecha. Gracias por leerme a diario.

A ver si un día compartes tu paseo inesperado conmigo.

Un besazo ^o^

Zeta dijo...

Estoy deseando compartirlo

Azul... dijo...

Cómo van saltando los pensamientos de una a otra idea, cómo nos damos cuenta que de algunas cosas no sabemos nada o de que extrañamos cosas que dimos un día por sentados y hoy ya no están...

Ha sido una sorpresa enormísima ver que sigues mis blogs, Aída. Todo un honor que me haces. Desde hoy también yo sigo el tuyo

Un besote enormísimo de esta venezolana, casi vecina tuya (estoy en Córdoba :)