miércoles, 7 de octubre de 2009

El chiste y su chistosidad

Una vez iba un pobre infeliz mendigo por el bosque, cuando de repente le sale un enmascarado y le dice:
-¡Alto ahí! soy Robin Hood, yo le robo a los ricos para darle a los pobres.
Y el mendigo le contesta:
-Uuuuy, yo soy el más pobre de los pobres.
-¿En serio? -le dice Robin Hood-, entonces, toma, y le empezó a dar bolsas y bolsas de oro, y joyas.
El mendigo, feliz, dio saltos de alegría y gritó:
-¡Soy rico! ¡Soy rico!
A eso le salta el enmascarado y le vuelve a decir:
-¡Alto ahí, soy Robin Hood!

Del chiste la Rae dice:

(De chistar).

1. m. Dicho u ocurrencia aguda y graciosa.

2. m. Dicho o historieta muy breve que contiene un juego verbal o conceptual capaz de mover a risa. Muchas veces se presenta ilustrado por un dibujo, y puede consistir solo en este.

3. m. Suceso gracioso y festivo.

4. m. chanza. Hacer chiste de algo

5. m. Dificultad, obstáculo. La preparación de esta comida no tiene ningún chiste

~ alemán.

1. m. coloq. Am. chiste que no produce risa.

~ colorado.

1. m. El Salv. y Perú. El de asunto obsceno o impúdico.

caer en el ~.

1. loc. verb. coloq. Advertir el fin disimulado con que se dice o hace algo.

dar en el ~.

1. loc. verb. coloq. Dar en el punto de la dificultad, acertar.

tener ~ algo.

1. loc. verb. irón. tener gracia (resultar agradable).

2. loc. verb. Am. Tener alguna dificultad.




Sólo es un chiste. Y al leerlo desdibujo la imagen de muchos de los hechos que en las noticias puedo ver y escuchar. Suelen ser temas relacionados con la política, con el fraude, con la mentira y la falsedad. Me ha hecho reir; una sonrisa de esas que tienen un perfil de tristeza.

Aunque intenté continuar con la lectura de El chiste y su relación con el inconsciente, me fué imposible. Tan denso e irrespirable. Se necesitan razones, de peso, para racionalizar el sentido de un chiste, desde su origen, desde quién, cuándo y cómo lo cuenta, hasta la reacción del que lo recibe. Además, en el libro hay que contar con que fue escrito a principios del siglo XX, el humor entonces no era lo que hoy entendemos por humor, quizá gual de básico o complejo, pero eran otras las cuestiones sobre las que reirse, y más restringidos los "lugares" en los que encontrar sentido del humor. A través de distintos paradigmas, Freud analiza el chiste y su relación con la parte más inconsciente del individuo analizando obras de teatro y películas que fueron llevadas al cine, aún cuando el cine era mudo.

Lo cierto es que un chiste puede terminar siendo, y de hecho creo que lo es, una forma socialmente aceptada de criticar aquello que con otras palabras quizá no se diría. Se juega con la polisemia de las palabras, el doble sentido, y si tú quieres, cuádruple o quíntuple. La información sigue siendo la misma, pero el mismo chiste no causa iguales reacciones en cada cual.

Sin embargo, hay algo más que contribuye a despertar una tímida sonrisa, una sonora carcajada o una sencilla muestra de indeferencia e incomprensión: el ahorro de un gasto psíquico. Lo absurdo. Lo que sale fuera de la norma, de lo políticamente correcto, de lo habitualmente sabido, de lo ya dicho.

Yo he sido siempre una fiel seguidora del humor, y a veces amor, absurdo. De ese que unos llaman malo o simplón. Véase como ejemplo:

Ejemplo 1:

Llega un barco a un muelle y rebota.

Fin. Apoteósico, pero fin.

Ejemplo 2:

- Mamá mamá, en el colegio me llaman imbécil...
- ¿Y a mi qué?
- A ti puta.

Ejemplo 3:

-¿Qué es marrón por fuera, verde por dentro y atraviesa paredes?
-Un kiwi fantasma.

Y en este orden de cosas surrealistas, mi ídolo entre los noídolos que yo tengo. Os dejo con Dory, su amnesia, el idioma balleno y su sigue nadando, sigue nadando, sigue nadando, nadando, nadando, nadando...


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